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Paz y Ciencia

sábado, 26 de noviembre de 2011

La conciencia de enfermedad


Este es un concepto de la psiquiatría y la psicología académica. Según algunos expertos es fundamental que la persona tome conciencia de su situación intrapsíquica e interpersonal para poder cambiar la situación, para dar espacio a una psicoterapia. Si seguimos tirando del hilo, estos profesionales piensan que una persona con un trastorno del pensamiento debe tener una medicación para que se pueda trabajar con ella a nivel de psicoterapia. Porque si no es así, el discurso delirante va a impedir trabajar en psicoterapia.
Otras personas pensamos que cada persona es libre de elegir su camino, pero necesita informarse por parte de un profesional. Si teniendo esa información prefiere no recibir tratamiento farmacológico y decantarse por una psicoterapia es lícito. No confío en posiciones de poder médicas o psicológicas. La teoría es una hoja de ruta interesante para atender a las personas pero cada persona es un mundo y a veces hay que elegir otras propuestas fuera de los cánones ortodoxos para ayudar a esa persona, aunque sea a nivel de apoyo. Muchos psiquiatras se niegan a tratar a una persona si no toma la medicación. ¿Es que no existen más recursos humanos para ayudar a una persona que sufre? Yo estoy convencido de que sí.
Al mismo tiempo digo que lo ideal es que la persona que tenga un problema grave que interfiera en su vida cotidiana y que pueda beneficiarse de un tratamiento farmacológico que no le deje "zombi" acepte el tratamiento. Actualmente los fármacos cada vez tienen menos efectos secundarios. Son más precisos e interfieren menos en el rendimiento de la persona. Pero no se ha construido moléculas inocuas que solo atiendan la psicosis, la ansiedad o la depresión. Pueden generar somnolencia, despistes, déficit de memoria, de atención, de concentración, etc. La ansiedad, por ejemplo, también puede producir esos síntomas e incluso otros como el comer compulsivo.
Creo que hay que diseñar un tratamiento en función de la persona, considerando los márgenes de libertad que esa persona tiene. Si es una persona adulta, por muy enferma que esté tiene derecho a elegir su tratamiento.
Considero que el papel del psicólogo-psicoterapeuta, además del trabajo previo de contención y sostén es invitar a que esa persona pueda tomar conciencia de su problema, de la magnitud de su problema y de qué modo interfiere en su vida. Muchas de estas personas han sido vilipendiadas, humilladas y vejadas en sus vidas, y el hecho de encontrar un psiquiatra o psicólogo que les censura con dureza y le tilda de enfermo mental socaba su amor propio. Hay que valorar la sensibilidad de estas personas.
Por tanto, invito a trabajar con las personas para ayudarles a pensar, a reflexionar sobre qué es lo que les ha llevado a esa situación de malestar y a que entiendan que tienen una dificultad y que en algunos casos la medicación les puede hacer la vida más fácil. Creo que lo primero es la honestidad y la franqueza en una psicoterapia, en la relación psicoterapeuta-paciente. Esto exige tiempo y una confianza que a menudo se ve mermada porque muchos pacientes han pasado por muchas experiencias psiquiátricas y psicológicas y no se han sentido validadas. Repitiéndose el patrón familiar que han podido llevar en su biografía. Muchas de las personas con problemas psicológicos podrán entender este "artículo" perfectamente. Finalmente, creo que entre la psiquiatría y la antipsiquiatría existe un punto intermedio que quizá sea el más operativo. Invito a la eticidad en cualquier caso y trabajar dentro de un marco humanista, dejando la ciencia para los científicos. De acuerdo, somos científicos, la psicoterapia es una disciplina científica, según Freud, el psicoanálisis es un método de investigación, una terapéutica y una teoría psicológica. Todos conocemos el método científico pero estamos trabajando con seres humanos y creo que los "prejuicios" científicos deben ser flexibles en cuanto a aproximarse al paciente. El paciente necesita su tiempo y espacio, su confianza y respeto para poder trabajar y tomar conciencia de su problema.
Además en psicoterapia no estamos solo, como en medicina orgánica, para trabajar los psicopatológico, sino también para fomentar los potenciales de salud, los puntos fuertes de esa persona, potenciar, por ejemplo, la creatividad y otras facetas como el deporte o aquello que le agrade y le haga sentirse viva a la persona.
Rodrigo Córdoba Sanz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

???? En medicina nada es perfecto, como tampoco lo es ninguna disciplina del conocimiento. No entiendo que quiere decir el autor de este blog. Todo lo que propone ya se hace, se tiene en cuenta. Una mala experiencia no es para universalizar un criterio. Se debe conocer el fundamento fisiológico de cada desorden para saber que existen patologías que requieren estabilidad farmacológica primero que todo. Que la mayoría de fármacos tienen efectos secundarios es cierto, y? Riesgo-beneficio consensuado con paciente y/o familia o tutores.

Anónimo dijo...

En las descompensaciones psicóticas no hay conciencia de enfermedad, se pierde el contacto con la realidad y por lo tanto la libertad para decidir.
No medicar a un paciente en esas circunstancia es lisa y llanamente mala praxis.