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Paz y Ciencia

domingo, 3 de febrero de 2013

Creatividad

Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido, y sin embargo, puede ser que nadie acuda a él. Van Gogh.

El destino del hombre se escribe a cada instante, cada segundo es mucho para poder definir el momento en el que estamos, a cada momento pasan millones de acontecimientos en el mundo.
Detenernos con el sano propósito de respirar parece una buena idea, parece un gesto apropiado.
Estamos ante una disyuntiva, tenemos que cambiar el mundo, el universo se hace cada vez más pobre en valores y en riquezas, la avaricia puede con la frágil moral del ser humano. Existe un curioso axioma y es que quienes pasan cerca del éxito político o se acaban embadurnando de basura o se escoran al lado de la denuncia social. En España tenemos a un señor "ilustre", el señor Bárcenas, que blanqueó más de una decena de millones de euros y tenía el doble. Con ese dinero se repartió un beneficio a sus amigos y personas cercanas, desde su mujer hasta el presidente del gobierno.
Pues bien, como estos temas me aburren, prosigo, la disyuntiva está en estar en el mundo, un mundo corrompido o estar en el mundo de otra forma. Estar en el mundo supone estar pensando, todo son estímulos y la mayoría de ellos llevan al enojo. Parece fácil pensar que es una buena cosa el vivir en un mundo construido para mejorar todo lo posible, que es mucho. Si cada pieza, cada hombre lo hacemos con amor, construiremos la paz. Dalai Lama recalca que la paz se encuentra cuando dentro de sí existe la paz y la armonía. Quizá los monasterios no estarán llenos y las tiendas de rebaja sí, pero procuremos guardar la ropa de la paz. ¿Cómo? Si hubiera recetas nadie se lucraría con libros de autoayuda, ejercicio físico, escritura, relaciones sociales, buena alimentación, cultivar el amor el amor al prójimo, el respeto, el apoyo mutuo, la atención a personas desfavorecidas, participar en una ONG, escuchar música, conducir despacio... Serían tantos los "consejos sabios" que podríamos dar...
La idea es que despertemos del letargo de la conciencia plana, para que la conciencia colectiva rezume vida y la dormidera de la televisión deje de tener tan nefastos efectos. Ejercita la mente: lee, piensa; pero ejercita el cuerpo y para el torbellino de ideas, la mayor parte de ellas tóxicas, para centrarlas en una función de la que estoy seguro es simiente del cambio personal y universal: LA CREATIVIDAD.

http://youtu.be/jyfiEq4urpY Aquellos maravillosos años

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